En la Agenda Regional de Género se definen cuatro nudos estructurales de la desigualdad de género que es necesario superar: i) la desigualdad socioeconómica y la persistencia de la pobreza; ii) los patrones culturales patriarcales discriminatorios y violentos y el predominio de la cultura del privilegio; iii) la división sexual del trabajo y la injusta organización social del cuidado, y iv) la concentración del poder y las relaciones de jerarquía en el ámbito público (CEPAL, 2017). En este marco, cobran particular relevancia las políticas que abordan los nudos estructurales de la desigualdad de género —en particular, la división sexual del trabajo— y promueven la participación e inclusión laboral de las mujeres, el trabajo decente y la justa
organización social del cuidado.