Sistemas de pensiones no contributivos en América Latina y el Caribe: avanzar en solidaridad con sostenibilidad

Abstract
En el siglo XXI, la expansión de los sistemas de pensiones no contributivos para las personas mayores constituye uno de los principales hitos en la construcción de las arquitecturas de protección social en América Latina y el Caribe, una región marcada por un alto nivel de informalidad laboral y amplias brechas y desigualdades, en particular, en los sistemas de pensiones. El primer sistema de pensiones no contributivo de vejez en la región se creó en el Uruguay en 1919, experiencia a la que se sumaron otros 13 países de América Latina y el Caribe en el siglo XX (Arenas de Mesa, 2019)1. Se estima que la cobertura de estos sistemas de pensiones registró un aumento de 27,6 puntos porcentuales en las últimas dos décadas (entre 2000 y 2022). De esta forma, en 2000 los sistemas de pensiones no contributivos en América Latina y el Caribe cubrían al 3,4% de la población de personas de 65 años y más, es decir, poco más de un millón de personas mayores, mientras que en 2022 la cobertura se expandió al 31% de esta población, equivalente a 19,6 millones de personas mayores.
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