Al momento de escribir este relato, han pasado aproximadamente 35 años de que el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica estableciera con otros países lo que se denominó La “Guerra Fría”. Los Estados Unidos ordenaban por medio de la CIA (Central de Inteligencia Americana) y estos, por medio de sus embajadas, en los países que se encontraban en reales conflictos de carácter revolucionario; o, en vísperas de desarrollar la tendencia marxista-leninista, y que, puntualmente, en ese momento los países que se encontraban en ese proceso eran Nicaragua y El Salvador en Centroamérica; resultando con el asesinato de elementos que, según ellos, pertenecían al Partido Comunista, o jóvenes dirigentes estudiantiles y sindicales que pertenecían a organismos que defendían los derechos de estos movimientos orientados al cambio social y a la mejora de las condiciones del pueblo.